'MONÓVAR', hay revista.


Hemos colgado en nuestras páginas de Faceboock, con periodicidad semanal, los cinco números de la revista 'Monóvar' correspondientes a su II época. Ha sido nuestra pequeña contribución para sobrellevar el confinamiento. El gesto también encerraba un temor: que fuese nuestra despedida al no poder llegar al número 6 de 'Monóvar', al menos ahora, bajo el reinado del coronavirus. Un manto de incredulidad sobrecogió el ánimo de la gente en esos días de marzo: ayer estábamos de bares y hoy protagonizamos una película distópica serie B.  No cabe más proyecto que sobrevivir, pensamos muchos. Dejamos de contar los infectados, para qué, es solo cuestión de tiempo que nos alcance, pero sí hemos vigilado el número de muertos: decenas, cientos, miles, decenas de miles. Muertos casi siempre anónimos que con el paso de los días dejaron de ser personas para convertirse en números, en indicativos, en indices de una curva.  Una curva que no acababa de cabecear, y entretanto destrozó una primavera y amenaza un verano, hasta que llegue - ¡madera, madera!- la temida segunda oleada en otoño y nos cubra, de prórroga en prórroga, con la sombra de un invierno inacabable.


Pero nosotros tenemos que salir, nos decíamos por WhatsApp. Antes de la reclusión, llegaron algunas colaboraciones. Dejaron de llegar con el encierro. A la tercera prorroga confirmamos que sí, que salimos y que necesitamos  completar una revista. ¡S.O.S!. Desde la portada, que no ha descansado, hasta cada uno de los colaboradores. Han llegado y siguen llegando, con entusiasmo. Hay revista. 
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Lo otro: el parné, la publicidad. Solo podemos decir que estamos infinitamente agradecidos a los que pueden, e infinitamente agradecidos a los que se muerden los labios de rabia por no poder. Son de la casa y tienen su sitio. 

Al final, nos consolamos pensamos que lo bueno de lo peor es que solo es posible mejorar. Nuestro deseo de que todos estén bien.


Javier Pérez Payá
de la Revista 'Monóvar' 

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